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El golpe que no se ve: la historia que sacudió a la NFL

  • Foto del escritor: Dr. Julio Enrique López Ruigómez
    Dr. Julio Enrique López Ruigómez
  • 18 sept
  • 3 Min. de lectura
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Imagina esto: eres una estrella del fútbol americano, exdefensa de los Chicago Bears, campeón del Super Bowl, multimillonario, fuerte como un roble… pero dentro de tu cabeza, algo se está rompiendo lentamente. No es un hueso. Es tu mente. Así fue la trágica historia de David Duerson, quien dejó una carta, un disparo en el pecho y un mensaje que cambió para siempre la forma en que entendemos los deportes de contacto.


"Por favor, donen mi cerebro al banco de cerebros. "Eso escribió David antes de quitarse la vida en 2011. Y no fue un accidente que eligiera su pecho para el disparo. Lo hizo para dejar su cerebro intacto. Porque intuía lo que más tarde los científicos confirmarían: su cerebro estaba dañado. Y no por una enfermedad común, sino por cientos de golpes silenciosos en el campo de juego.


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CTE: La enfermedad de los gladiadores modernos


El nombre clínico es Encefalopatía Traumática Crónica (CTE, por sus siglas en inglés). Suena técnico, pero te lo traduzco: es una bomba de tiempo en el cerebro, causada por golpes repetidos en la cabeza, incluso sin haber tenido una conmoción grave.


Curiosamente, esta condición fue detectada por primera vez en boxeadores en la década de 1920, quienes empezaban a mostrar comportamientos erráticos, agresivos, depresivos. La llamaron entonces “demencia pugilística”, el nombre de pesadilla que se esconde detrás del apodo cariñoso de "Punch-drunk syndrome" (síndrome del borracho de los puños).


¿Quién descubrió esta locura cerebral en la NFL?


No fue la NFL. Ni sus médicos. Ni los equipos.Fue un médico forense africano, inmigrante, apasionado y terco como una mula científica: el Dr. Bennet Omalu. En 2002, mientras realizaba una autopsia a Mike Webster, exjugador estrella de los Pittsburgh Steelers, encontró algo que no debería estar ahí. No había tumores, ni infecciones, pero el cerebro no era normal. Bajo el microscopio, encontró depósitos de proteínas Tau, esas traicioneras proteínas que desestabilizan los microtúbulos, es decir, alteran el funcionamiento del cerebro hasta que empieza a colapsar por dentro.


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Hollywood entra al juego


Esta historia increíble, digna de un thriller, fue llevada al cine por Sony Pictures bajo el título “La verdad oculta” (originalmente Concussion), donde Will Smith encarna al Dr. Omalu en su lucha titánica contra una liga deportiva tan poderosa como un imperio: la NFL.


La película no solo retrata los hallazgos científicos, sino la presión, amenazas y boicots que recibió el médico por atreverse a decir en voz alta que el fútbol americano podía causar daño cerebral permanente. David vs. Goliat, versión 2.0, con más testosterona, menos piedras y muchos más contratos multimillonarios.


¿Y qué síntomas causa esta enfermedad?


La CTE no se puede diagnosticar en vida, solo tras la autopsia. Pero los síntomas están ahí, gritando:

  • Cambios de humor repentinos

  • Depresión profunda

  • Dificultad para concentrarse

  • Pérdida de memoria

  • Comportamientos impulsivos o violentos

  • Alucinaciones, paranoia, pensamientos suicidas


Y no estamos hablando de unos cuantos casos aislados. Hoy en día, se han documentado decenas de exjugadores con CTE. Incluso jóvenes que apenas jugaron en universidad muestran signos al morir.


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¿Tau qué?


La proteína Tau (sí, así como el nombre del bar cool que seguro conoces) es normal en el cerebro humano. Sirve para estabilizar los microtúbulos, una especie de autopistas celulares. Pero con golpes repetidos, la Tau se descontrola, se agrupa y forma nudos. Esos nudos bloquean el tráfico cerebral, las neuronas entran en caos… y comienza el daño irreversible.


Otros deportes bajo la lupa


No solo el fútbol americano está en la mira. Boxeo, hockey, rugby, artes marciales mixtas, fútbol soccer (especialmente por los cabezazos)… todos tienen atletas expuestos a microtraumatismos cerebrales. Incluso el fútbol infantil ha sido cuestionado, y en algunos países se ha prohibido que los niños menores de 12 años hagan cabezazos en partidos oficiales.


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¿Qué ha hecho la NFL?


La NFL ha reaccionado, sí… aunque muchos opinan que muy lentamente y siempre tratando de minimizar el impacto en su imagen y negocio. Pero desde los escándalos y demandas multimillonarias:

  • Se han reforzado los protocolos de conmoción cerebral

  • Hay cascos más avanzados

  • Se evalúa a los jugadores en tiempo real

  • Y existen límites para volver al campo tras un golpe


Aun así, el debate está abierto. ¿Se puede realmente jugar sin riesgo? ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por el entretenimiento?


La gran pregunta: ¿vale la pena?


La historia de David Duerson no es solo una tragedia personal. Es un grito de alerta. Nos obliga a mirar de frente una realidad incómoda: nuestros héroes deportivos pueden estar pagando con su salud mental cada jugada espectacular que celebramos.

La ciencia lo ha dicho claro: el golpe más fuerte es el que no se ve.


¿Te interesan más historias donde la medicina se cruza con el deporte, la historia y el cine?

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