Anemia: cuando el cansancio tiene nombre. La historia de Mariana que nadie vio venir
- Dr. Julio Enrique López Ruigómez

- 1 dic
- 4 Min. de lectura

Mariana tenía 3 años cuando empezó a comerse la pintura de la pared.
—“Es que sabe a tierra, mamá” —decía con absoluta naturalidad, como si explicara por qué le gustaba el chocolate.
Al principio su mamá pensó que era un berrinche más, una travesura infantil… hasta que una tarde, mientras pintaba garabatos en el piso, Mariana tomó un puñado de tierra del jardín y lo probó como si fuera cereal. Ese fue el momento en que sus padres dijeron: “Algo no está bien”.
Lo que no imaginaban era que detrás de esa conducta había una de las enfermedades más frecuentes del mundo, un padecimiento silencioso que afecta a millones de niños y adultos sin que se den cuenta: la anemia por deficiencia de hierro.

La anemia: una epidemia silenciosa que comienza con la falta de oxígeno
A nivel mundial, la anemia por falta de hierro es el trastorno nutricional más común, especialmente en niños pequeños y en países en desarrollo. Y aunque parezca un problema “sencillo”, puede dejar huellas profundas.
Cuando aparece en la primera infancia, sobre todo si es grave y prolongada, puede causar déficits cognitivos y del desarrollo neurológico, afectando la atención, el aprendizaje y hasta el comportamiento. Lo más preocupante es que algunos de estos efectos no siempre se revierten completamente, incluso después del tratamiento.
Pero… ¿qué es exactamente la anemia?
La anemia es una disminución en la cantidad de glóbulos rojos o de hemoglobina en la sangre. Y para que veas lo fácil que es detectarla, basta un estudio sencillo: la biometría hemática.

¿Cuánta hemoglobina debería haber en tu sangre?
Mujeres: entre 12 y 15 g/dL
Hombres: entre 13 y 17 g/dL
Valores por debajo de estos rangos ya nos hacen pensar en anemia.
La hemoglobina: la Uber espacial del oxígeno
La hemoglobina es una proteína fascinante. Vive dentro de los glóbulos rojos y se encarga de transportar el oxígeno desde los pulmones hacia cada rincón del cuerpo. Literalmente es el “servicio de transporte” de nuestras células.
Y aquí viene lo poético: para funcionar necesita hierro, y ese hierro no se creó en la Tierra… sino en el corazón de una estrella, probablemente a millones de años luz, durante una explosión colosal llamada supernova.
Carl Sagan lo dijo mejor que nadie: “Somos polvo de estrellas.” Y cuando falta ese polvo… se nota.

Cuando falta el oxígeno… el cuerpo protesta
Si no llega suficiente oxígeno a los tejidos, el cuerpo entra en modo ahorro de energía. Por eso aparecen síntomas como:
Cansancio extremo
Palidez
Dolor de cabeza
Mareos
Falta de aire al hacer actividades simples
Manos y pies fríos
Uñas quebradizas
Caída de cabello
Latidos rápidos del corazón
Dificultad para concentrarse
Y uno de los síntomas más curiosos y desconocidos es la pica.
Pica: cuando el cuerpo pide hierro… de maneras extrañas
La pica es el deseo irresistible de comer cosas que no son alimentos: tierra, hielo, yeso, pintura, jabón o incluso metal.
¿Recuerdas a Mariana?
Su mamá la llevó al médico pensando que tenía una alergia, una infección… cualquier cosa menos “hambre de pared”. Unos estudios rápidos revelaron la verdad: tenía anemia por deficiencia de hierro.
Después de varias semanas con tratamiento y cambios en su dieta, Mariana dejó de buscar tierra y volvió a comerse galletas como cualquier niña de su edad.

¿Por qué da anemia? Porque el hierro es un recurso valioso
La causa más frecuente es la carencia nutricional, generalmente por dietas pobres en hierro o con alimentos que dificultan su absorción.
Pero no es la única causa. La anemia también puede ser consecuencia de:
Enfermedades renales
Enfermedades hematológicas
Enfermedades autoinmunes
Sangrados crónicos
Embarazo
Infecciones
Cáncer
Enfermedades del intestino (como celiaquía o colitis ulcerativa)
Por eso identificar el tipo de anemia es fundamental. No todas se tratan igual.
La buena noticia: la mayoría de las anemias por falta de hierro se controlan fácilmente
Una vez diagnosticada, la anemia por carencia nutricional suele mejorar con:
1. Suplementos de hierro
Indicados por un profesional de la salud.
2. Cambios en la dieta
Alimentos ricos en hierro:
Carne roja
Hígado
Pollo y pescado
Espinacas, acelgas, kale
Leguminosas (frijol, lenteja, garbanzo)
Almendras
Semillas de calabaza
Cereales fortificados
3. Evitando lo que bloquea el hierro
Café
Té
Refrescos de cola
Lácteos en exceso
Algunos antiácidos
¿Y en el embarazo?
La anemia en el embarazo es extremadamente común, pero casi siempre fácil de controlar. El hierro es indispensable para el bebé y para la mamá, así que los suplementos y la vigilancia médica hacen toda la diferencia.
Cuando la anemia es secundaria a enfermedades crónicas
En estos casos, el problema no es la falta de hierro… sino que el cuerpo no puede utilizarlo correctamente. Aquí el tratamiento cambia y puede incluir:
Medicamentos específicos
Control de la enfermedad de base
Suplementación intravenosa
En algunos casos, transfusiones
Un recordatorio final: revisa tu hemoglobina… tu estrella interna te lo agradecerá
La anemia es común, frecuente y… muy silenciosa. Pero detectarla es fácil y tratarla a tiempo puede cambiar tu energía, tu salud y tu vida.
Somos polvo de estrellas, sí. Pero incluso las estrellas necesitan combustible para brillar. Tu hemoglobina es una de esas luces internas: cuídala, nútrela, revísala.
Y si algún día ves a un niño comiendo tierra… no lo regañes: podría estar pidiéndote, a su manera, un poco del hierro que una vez nació en una supernova.





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